Blog, diario y playa

Mar del Plata, 10/02/2006.

Aquí estoy. Un día de playa y una noche espléndida; hasta corre un vientito suave por todo el cuerpo recién hidratado por aftersun’s.

Un diario, que no debería presentarse como tal, pero es así. Para los escritores debe ser una necesidad, ‘escribir para vivir’ como lo dicen. Para mí, bueno… tengo que conformarme con escribir en los ratos libres que me deja la actividad que me dá de comer.

Pasa una señora a la tarde por la playa, llevaba un bolso de las manijas, y con ambas manos también, llevaba aprisionándolas contra el cuerpo, una gorra de dama playera y  un par de anteojos. Los anteojos, tienen aspecto de haber estado sin uso toda la tarde: primero porque todavía hay sol y la señora no los lleva puestos, segundo, porque los cristales tienen adherida arena en ambos lados. Ésto mismo me hace deducir que la señora no es de esas personas que le dan un valor excesivo a los ‘accesories’. Seguramente no son caros, como tampoco lo serían esos gruesos aros brillantes. A pesar de no conocerla, felicito a la señora.

La mayoría de las veces mi blog -lamentablemente- sufre de alimentación de manera online, por eso algunos posts de contenido tan superfluos o directamente tan pelotudos. No corren la misma suerte posts como éstos, que son escritos en papel y lápiz, en el fragor del combate. Cuando los fragmentos de mi vida son sólo eso… fragmentos. Podría transportar todos estos pedacitos en mi memoria hasta el escritorio, pero creo que la fórmula sagrada es papel… teclado. igual de sagrada que la edición: a diferencia de algún acento o coma, jamás tacharía algún ‘error’ de contenido. No se olviden que soy muy supersticioso, y así como creo en el poder curativo de las musas, también creo que esa fuerza podría acorralar a mi yugular contra una navaja.

Typed on Sat, 11, Feb.-

Ventana Urbana (nuevo local)

Tengo una ventana -no tan secreta- que me muestra un chico, convenientemente escogido, repartiendo folletos. Lo veo ofrecer y poner caras bonitas. Hay chicas también repartiendo, un tanto desesperadas y, quizás, no tan bien escogidas. Las caras de ellas nos muestran la angustia y el agobio del negocio por vender, por otro local más. Pasa la gente por la peatonal. Se supone que ellos, los promotores, deben hablarles de la nueva sucursal, capturar nuevos clientes y porqué no nuevos mercados si los hubiera. A mansalva. Los nenes clientas nenas, las nenas, clientes nenes. Brindando sus bellos cuerpos a la empresa, poniendo a disposición todo cuanto se necesite. Pero la gente pasa, y rápido. Pasa ocupada. Pasa distraída. 

Tiran los folletos, reciben los folletos, esquivan los folletos. Nunca leen, nunca escuchan.  El muchacho, mientras trata de hablarles a distraídas y apuradas mujeres, aprovecha para admirar sus… bueno, sus culos. 

Hombre Saco Azul

Dios sabe porqué hace las cosas.

¿Por qué delego esto? No era lo que yo quería.

El hombre que tengo sentado en frente de mi mesa tiene saco azul. Mantiene sus manos juntas con las palmas (como frotándolas)… mira por la ventana y pone una cara de “je, me la pagarás vida!”.

Ni bien apura de un solo sorbo la jarra de cerveza ya se sirve otro… y no le tiembla el pulso eh.

Cuando lo vi por la ventana alejarse iba mirando al piso… levantando las cejas (expresión) y caminaba con una mano en el bolsillo y en la otra un portafolio.

Caminaba coqueto el hombre che…